Envejeceremos según pasen los años. Nos acercaremos a la muerte con cada día que pase. Cada cumpleaños será el recuerdo que nos empuje a consumir las velas de una vida que terminará cuando menos quieras que termine. Seremos un tiempo en el espacio que ocupa un cuerpo inerte. Pura materia que se desvanecerá con el ocaso de los recuerdos. Todo acabará.
Y aún así, me gustaría que perdurara en el tiempo el recuerdo de este instante. Un instante que abarca desde el día en que te conocí hasta el día en que nos perderemos. El tiempo en que una vela se apaga. Los segundos en que una ola borra nuestros pasos. Tu rostro infantil en mi presente adulto, mi espíritu joven en tu futuro cercano. Y juntos en este sueño que espero que soporte el paso al polvo, a la tierra, a la nada... el tiempo en el que los años nos abandonarán.
2 comentarios:
Joder que bonito.
Nunca había tenido miedo de lo que me pudiera deparar el futuro, de que mis propios actos tuvieran repecursión sobre alguien que no fuera yo misma. Y, sin embargo, a cada paso que doy, siento miedo. Desde el típico temor a que te marches, hasta el inevitable de que un día tengamos que marcharnos... Porque ahí es cuando todo acabará, nunca antes.
Pero al menos sé que, cuando lo hagamos, sentiré que nunca habré podido tener mejor elección, que has sido la persona con quien realmente he querido pasar mis días, la que me alegra ver a mi lado en cada despertar. Con quien compartiré lo valioso de crear una vida juntos, esa a la que ahora ponemos nombres con la ilusión de verla nacer. Una vida que amaré con la misma intensidad con la que ninguna persona te haya podido nunca amar.
Publicar un comentario