martes, 13 de agosto de 2013 0 comentarios

La casa de una vida

He soñado muchas vidas a mi alrededor, he creado en mi cabeza imágenes sin definir, rostros que esperan ser nombrados, nombres que buscan su dueño. Visité cientos de mundos ajenos, pude crear de arcilla los propios. Dejé arder los recuerdos que nunca debieron ser hechos e hice una habitación donde guardaría todo lo que se relacionara con ella. Su nombre, sus vestidos, su olor, su rostro, su mano, su suavidad, sus gafas y sus ojos de inocencia.

Allí decidí guardar el patio de una escuela y el de dos institutos. Las papeleras junto a las que nos sentamos, los soles que se ocultaron ante nuestra mirada y todas las fotografías donde encerraron nuestras almas. También guardé sus lágrimas, todas las que yo provoqué y todas las que ayudé a borrar. Reservo también las noches que pasamos juntos y los besos que la luna veló por nosotros. Guardo el pelo que acaricié y la piel por la que me deslicé, y sueño tener también el brillo de sus ojos para alumbrar la habitación.


Las mesas reservadas en cualquier restaurante soportan sobre sí todos los platos que cociné para ella. En el techo de nuestra habitación se posan las estrellas que se desvanecieron en cada amanecer. Centellean las sonrisas que me dedicó y resuenan sus risas como la canción más hermosa. Con ese sonido se oculta todo el ruido que provocan nuestras discusiones, y acompasan las melodías que escuchamos juntos. Hay una estantería con libros que contienen todos los textos que nos dedicamos y otra para los libros que nos leíamos los dos

Pero entre todas estas cosas, guardo aún la habitación más grande de mi vida, donde residen todos nuestros sueños por cumplir, y cuando entro puedo ver un largo vestido blanco esperando, una cuna y cientos de besos volando.

Despierto entonces y sé que es ella quien me llama, como un susurro, para despertar y verla a mi lado, verla aunque no esté, porque realmente, siempre está.
viernes, 2 de agosto de 2013 0 comentarios

Única

-Y siendo quien es usted, habrá tenido muchas oportunidades de tener relaciones con mujeres, ¿qué tal ha sido su vida en ese sentido?

-Cualquiera diría que he sido hombre de una única mujer, ¿verdad? Con todas esas fans esperando en los conciertos, haciendo colas inmensas, declarándose de forma tan bonita y bulliciosa. Quiero mucho a esas personas, sí, pero realmente la música que hago es fruto de las miradas de una única mujer.

-Pero usted no está casado y desconocía que tuviera pareja.

-No, no, no me malinterprete, hablé de una mujer, pero no que estuviera con ella. A veces, no importa lo rico o famoso que seas, no todo se puede conseguir en esta vida, hay cosas que se escapan y no vuelven. Y aunque les mandes mensajes en forma de canción que todo el mundo escucha, quizás nunca se den cuenta de que mis letras hablan de ella. Tampoco se trata de mi primer amor, era simplemente la persona más especial que he conocido en mi vida.

-Y, sin resultar indiscreto, ¿qué pasó?

-Nada, y eso es lo peor de todo -en ese momento nuestro entrevistado apretó con fuerza el papel que había tenido entre sus manos durante toda la conversación-. Nosotros soñábamos, ella en pequeño, yo en grande, ella veía un futuro acurrucada a mi lado y yo en los escenarios. Metas diferentes que nos separaron -guardó unos momentos de silencio antes de continuar hablando-. Creo que ella tenía razón con sus sueños, son los que realmente te hacen feliz. Hoy tengo toda esa fama y ese dinero que siempre soñé y lo que echo de menos es tenerla acurrucada a mi lado, me daría igual vivir con esfuerzos, no me importaría no ser conocido, si ella me conociera como nadie habría de hacerlo en esta vida. Cuando termina un concierto donde me he sentido abrumaduromente acompañado, llego a la cama solo, noche tras noche, y tardo en conciliar el sueño recordando, pensando y mi cabeza acaba pronunciando su nombre como un eco cada vez más tenue. Hace años que no nos vemos, ella habrá cambiado, yo he cambiado, pero seguro que sus ojos seguirán siendo iguales, seguro que su cuerpo tendrá esa suavidad... Seguro que mi mayor oportunidad en la vida no era subirme a aquel escenario por primera vez, sino haberle pedido que me acompañara en ese viaje. No haberla dejado atrás, debí formar este gran sueño desde otros más pequeños y hubiera sido todo más lento, sí, pero más satisfactorio. Todo se complica si quieres escoger los dos caminos a la vez, pero debí haber hecho un esfuerzo, porque ella lo valía y ahora será de otro o, mejor dicho, ya nunca estará conmigo. Habrá cumplido su sueño junto a otra persona que la hará feliz y yo seguiré durmiendo solo, con una guitarra al lado de la cama, esperando al próximo concierto. Esa es la vida que escogí como músico y de la que me desprendí por estúpido.


 Nos quedamos unos minutos en silencio mientras la cinta grababa. Las palabras de nuestra estrella reposaban en el aire, en una atmósfera nostálgica. Finalmente, él rompió con un suspiro el momento.

-¿Continuamos?
-Sí, perdón, su historia...
-Lo sé, lamentablemente, lo sé.



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