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Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
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Antonio Machado
Van pasando los años y las cosas cambian de manera inevitable. En esas momentos no podemos dejar de pensar en lo que está por venir, mientras, a la vez, recordamos todo lo que hemos ido dejando atrás, sabiendo que se trata de un camino al que no se podrá retornar. Sin embargo, nada nos impide tomar otra ruta a la que se esperaba, nada nos impide ser quienes queremos ser, aún cuando pensemos que no fuera lo que se esperaba que fuéramos. Pero es normal tener miedo e inseguridad, pensar en lo que queda por caminar, en retomar cosas a las que nunca hubiéramos pensado regresar.
Quizás tuve la suerte de vislumbrar el final del camino desde casi el principio, aunque ahora sepa que tan solo vi mi camino deseado. Ahora que estoy a pocos pasos de concluir los cimientos, no quiero que tú, precisamente tú, tengas miedo. Porque la verdad es que nada hasta ahora hubiera sido como lo es de no haber sido por ti.
Ahora quieres rehacer tu camino, reconstruirlo, orientarlo hacia otro destino... yo estaré ahí para verlo, contigo. No tengas miedo a avanzar, es algo inevitable: el tiempo sigue corriendo y se nos escapa, ahora solo estás retrocediendo para coger carrerilla y salvar los obstáculos de tu camino. Hazlo con firmeza y no temas, que no te soltaré. No pienso hacerlo.
Gracias por estos diez, por estos cuatro, por estos tres y medio años. Gracias por la eternidad de los siguientes, aquellos que quiero vivir contigo. Porque mi camino no acaba aquí, sigo caminando, creándolo, junto a ti. Allá donde nos lleve y hasta el final.