martes, 2 de febrero de 2016 0 comentarios

Un instante de serenidad

Ella no lo sabe, pero la estoy mirando. La veo meditar ante todos esos folios, ante el libro que sostiene entre sus manos, sumida en sus pensamientos y reflexiones, moviendo un bolígrafo cerca de su boca, mordisqueando ocasionalmente el tapón, escribiendo o subrayando, se acaricia la mejilla, se aparta un mechón de pelo, tuerce el gesto, parece seria. Y qué belleza desprende.

Ella no lo sabe, pero la estoy mirando como se mira a quien se ama. Ella en su mundo interno, yo en otro universo. Aún no se ha dado cuenta y temo el momento en que me descubra, en que nuestros ojos se entrecrucen y se rompa este instante de serenidad. Este silencio entre los dos, esta ausencia de comunicación en la que ella me dice cosas que siempre calla cuando realmente me habla.


Ese instante de plenitud en que dejamos de estar aquí. Reconforta el alma saberse tan seguro de estar tocando un instante del alma del otro.

-¿Qué haces?

Se rompió el momento, ella me sonríe como el niño al que se descubre en su travesura, con la timidez de quien se desnuda frente a otro por primera vez sabiendo que está a punto de entregarse. Ambos nos reímos. Y yo me quedo esperando. Esperando otro instante de serenidad.

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