Suena el teléfono, como tantas otras veces, su melodía. No sabes qué quiere, no sabes siquiera por qué te llama, por eso dejas que suenen los toques: doce. Como las campanadas de esta noche. Ves su llamada perdida, entre tantas otras, y sólo piensas que podrías haber respondido. Quizás un "Hola, buenos días, ¿cómo estás?", pero sabes que ella te habría colgado, porque su simple llamada, esa melodía que te recuerda a ella, es un "Hola, buenos días, ¿cómo estás?".Vuelve a llamar y ya no sabes si es por pereza o por desgana, quizás porque no sabes qué decirle, dejas que vuelva a sonar la melodía, como si el tiempo no transcurriera, como si cada segundo de ese compás no fuera a ser el último.
Como si tuvieras miedo de que al descolgar el teléfono te fueras a enfrentar al destino inevitable. La melodía se apaga, ves su imagen en la pantalla oscureciéndose. Pasan cinco minutos y sabes que no va a volver a llamar, que quizás ya te ha dado por perdido o quizás por muerto. Sonríes nervioso mientras marcas su número, suena una vez y cuelgas.Te quedas quieto, mirando la pantalla, ella te responde y tú te encuentras feliz en tu pequeño mundo de llamadas y respuestas... un pequeño mundo sin riesgos, sin miedos, sin temores...
Un pequeño mundo que desearías que fuera más grande si ella te descolgara el teléfono, escucharas su voz diciendo: ¿Qué quieres?
Y tú pudieras responderle: A ti
1 comentario:
Es un texto que me trae maravillosos recuerdos, de una época que ninguno sabía muy bien por dónde avanzar. Pero el camino y la intención era firme, y nos ha llevado hasta el día de hoy. Cada vez con más seguridad y con más fuerza en cada uno de mis sentimientos.
Y, aunque pase el tiempo, esas palabras del texto no pierden su esencia, porque a veces es mi pan de cada día :P
Te quiero.
Publicar un comentario