Es una sonrisa con unos ojos cerrados. Son unos brazos en un anguloso
arco cerrado e imposible si no fuera porque está sumida en un dulce
sueño del que a veces se ríe y, a veces, se molesta. Apenas se mueve,
como si hacerlo fuera un delito, y cuando lo hace sólo gira la cabeza,
buscando huir de la luz que entra por las persianas que no recordó echar
la noche anterior.
La observo con cautela, desde un lateral, la veo dormir con la tranquilidad de quien se siente seguro. Y no puedo más que sonreír al pensar que ella está allí, a mi lado, durmiendo plácidamente. Confiando
en que no me iré, en que cuando despierte, seguiré allí. Confiando en
que puede dormir tranquila, porque nada le hará daño mientras esté en
este lugar.
Duerme sabiendo que está segura junto a mí, aunque cuando está despierta es su alma la que teme esas cosas que no quiere temer. Esos miedos que sólo se apagan cuando cierra los ojos y desvanece su consciente entre ilusorias imágenes de algún percance que nunca ocurrió.
Ahora duerme, mientras escribo. Espera que la despierte para decirle, como en aquella película, buenos días, mi princesa.
Pero la dejaré dormir un poco más, porque no hay cosa que me guste más que verla tan tranquila, en un mundo donde los miedos no existen.
2 comentarios:
Si no quiero dormir es precisamente para no perderme ni un segundo viéndote, junto a mí, viviendo todo lo que nos queda por vivir.
Aunque no hay nada que más lo compense que leyendo palabras tan maravillosas como esas, como las que quisiera dedicarte durante toda mi vida.
Te quiero.
Por favor que bonito, tortolitos míos que me vais a hacer llorar!!!!! que bonito es el amor, gracias por recordármelo.
Os quiero.
Besos!
xxx
Midori.
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